viernes, 24 de mayo de 2013

Capítulo 23





—Acéptalo te agrado— le susurre en el oído y después bese su mejilla
—Basta— dijo serio poniéndose de pie, tratando de liberarse de mi abrazo —Sabes bien lo que pienso de ti— rodee la banca para acercarme a el 
—Y quiero cambiarlo…— le dije seriamente — ¿No te das cuenta?
—Lo que no entiendo— negó con la cabeza — ¿Por qué conmigo? ¿Qué no puedes seguir a otro de los cientos de chicos de aquí?— dijo con fastidio —Por enésima vez, aléjate de mí, búscate a otro y así los tres salimos ganando— paso su mano por su cien 
— Me agradas. Si, si puedo seguir a cualquiera de los otros chicos de aquí pero… no quiero— le respondí sus preguntas.
— ¿Por qué?
—Porque cualquiera me diría que sí a la primera…— reí —Y dicen que lo que fácil viene fácil se va— acomode mi bolsa en mi hombro —Pero no te molestare más, como te dije hace rato ya fui suficientemente rechazada— hice un intento de sonrisa —Rompiste record Styles — suspire — ¿Era para eso que querías verme?— que patética, yo esperaba que fuera para decirme que está enamorado de mí y quiere gritarlo a los cuatro vientos. Exagerada ¿no creen?
—No, no era para eso— dijo con un tono más suave —Era para…— comenzó a hablar pero al parecer se arrepintió —Para nada, olvídalo— saco sus llaves de su bolsa y tomo su mochila que estaba aún en la banca.
—Vamos dime— insistí antes de que comenzara a caminar 
—No— volvió a negarse 
—Necesitas mi ayuda…— alargue risueña y su mirada callo hasta el piso —Dime, no le diré a nadie que me pediste ayuda— reí y puso los ojos en blanco 
— ¿Podrías cuidar a Gemma y a Liam por unas horas?
— ¿Que no era que no querías que se relacionaran conmigo?— pregunte divertida 
—Sabes olvídalo— dijo molesto y comenzó a caminar
—Hey Hey— camine detrás de él y lo tome del brazo —Renta un sentido del humor— le dije mientras lo hacía voltear hacia mí —Claro que los cuido— sonreí
—G-Gra...
—Si no lo quieres decir no lo digas, no es necesario— lo interrumpí ante su dificultad para agradecerme.
—Tengo que ir a la tienda, tengo tres días de no ir y el que los cuidaba mientras yo no estoy hoy no podrá hacerlo, llegare cerca de las ocho ¿está bien?— asentí perdida en esos ojos color esmeralda. —Ten…— me entrego las llaves de la casa 
—Entonces… nos vemos en un rato— se dio la media vuelta para caminar hacia su motocicleta.

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