viernes, 24 de mayo de 2013

Capítulo 24





Subí a mi auto, no me molestaba en lo absoluto pasar el día con Gemma y Liam, después de todo si no lo hiciera me la pasaría totalmente aburrida en mi casa.
Conduje hasta el colegio de Gemma, batalle un poco para recordar el camino ya que la vez que había ido con Harry me la había pasado observándolo a él.
— ¡Gabriela viniste!— alargo con felicidad al verme
— ¡Sí!— le conteste igual de entusiasmada —Y no solo eso — sonreí ampliamente —Hoy yo los cuídate— le conté y un alegre ‘Wi’ salió de sus labios.
Se sentó en el asiento del copiloto y sola abrocho el cinturón de seguridad. Partimos ahora con rumbo al colegio de Liam quien al igual que su hermana se emocionó al verme ¿Por qué Harry no podía ser así?

— ¿Que se les antoja de comer?
—Espagueti— dijo Gemma
—Tiras de Pollo— segundos después dijo Liam 
— ¿Ambos?— pregunté y claramente no se negaron
Según los pequeños había pollo en su casa así que solo habría que comprar los ingredientes para el espagueti, Así que llegamos a un supermercado para comprar las cosas.

—Gabriela  ¿podemos llevar este?— pregunto Gemma agitando una caja 
— ¿Qué es?— pregunte y me entrego la caja —Gemma pero yo no sé hacer pasteles— le advertí cuando me di cuenta de lo que era.
—Detrás vienen las instrucciones— señalo Liam 
—Está bien— como negarle algo a ese par — ¿Pero ustedes me ayudaran ok?— ambos asintieron y yo deje caer la caja en la canasta junto con las demás cosas.

Hicimos de comer, comimos, los ayude con sus tareas así el sábado y domingo los tenían libres, jugamos, vimos televisión y justo a las siete con treinta minutos comenzamos con el pastel. 
Liam leía las instrucciones y Gemma mezclaba los ingredientes, solo con algunas cosas con las que ella no podía yo la ayudaba. Vaciamos la mezcla de chocolate en un recipiente especial para pasteles, de ahí yo me encargue de meterlo al horno.

Ocho cuarenta, Harry aun no llegaba y el pastel tampoco estaba listo.
—Por qué no suben, se dan una ducha, se cambian y así bajan y el pastel ya está listo— ambos obedecieron y subieron a sus respectivas habitaciones.

Saque el pastel del horno y comencé a ponerle la cubierta, al igual de chocolate. No demore ni cinco minutos en hacerlo. Una vez terminado lo deje sobre la barra, mientras que me llevaba todos los artefactos con los que lo hicimos al lavabo.

—Llegue— era la voz de Harry que se escuchaba en el living. Hace una hora que debiste haber llegado. Continúe limpiando las cosas que habíamos usado para el pastel, ya casi terminaba solo faltaba guardarlo todo en su lugar — ¿Y los niños?— escuche ahora más cerca. Me di la media vuelta para poder verlo.
—Arriba— gire nuevamente hacia el lavabo —Se fueron a darse una ducha y cambiarse— seque mis manos con una pequeña toalla blanca y camine hacia la barra.
—Wow— dijo sentándose a un lado de la barra — A Dan le tomo semanas lograr que lo obedecieran. — enfoco su mirada en el pastel que aún estaba en la mesa — ¿Y eso? — pregunto volteando a verme.
—Gemma y Liam lo hicieron.
—No te creo— negó con la cabeza
— ¡De verdad!— reí —Yo solo los ayude a meterlo y sacarlo del horno— era cierto.
—Sigo sin creerte— rio. Su risa era hermosa no sé por qué no lo hacía más seguido. Acerco su mano al pastel y tomo un trozo.
— ¡No!— alargué en tono de reproche —Toma un plato y cubiertos— me di la vuelta para tomarlos pero cuando se los entregue ya tenía la boca llena. — Harry …— le dije riendo 
—Disculpa mis malos modales, no soy como Zayn — tomo otro pedazo y lo llevó a su boca.
— ¿Y qué tiene que ver Zayn en esto?— solo se estaba descubriendo —No me digas que…— dije sorprendida acercándome más a él — No me digas que estás celoso— sonreí mordiendo mi labio inferior 
—No te lo digo porque no es cierto— otro pedazo de pastel fue llevado a su boca para ser masticado de la manera más sensual que había visto. 
—Tienes chocolate aquí— le dije señalando mi comisura de los labios mientras comenzaba a reír 
—No me importa— articulo y siguió comiendo 
— ¡Basta!— dije con desespero —Deja de comer con las manos— tome el tenedor y la servilleta que había dejado en la mesa y se los acerque. 
—Me niego a usarlos— ¿Qué no podía parar de comer?
—Eres un maleducado— le dije riendo al mismo tiempo que alejaba el pastel —Dame— exigió
—No— le respondí —Déjale algo a tus hermanos— rodo los ojos y cruzo los brazos recargándose en la mesa. —Ven— tome la servilleta y me acerque a él tomándolo del brazo para hacer que junto con la silla girara hacia mí. Su mirada vagaba por el techo mientas que yo por dentro me debatía por limpiar ese chocolate con la servilleta o con mis labios. Tenía que hacerlo a pesar de ya haberle dicho que lo dejaría en paz.

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